La confluencia de las aguas de los ríos Iguazú y Paraná tiene su mayor escenario paisajístico en el Hito Tres Fronteras. Ambos ríos marcan los límites entre Argentina, Brasil y Paraguay y los cursos de agua abrazan las culturas de las ciudades hermanadas, Ciudad del Este, Foz do Iguaçu y Puerto Iguazú. El triángulo demarcado por el hito representa el vínculo entre los tres países en un contexto de fraternidad y respeto.
Donde las fronteras se encuentran
De cada lado de las fronteras, un monolito pintado con los colores de la bandera señala la soberanía de cada nación, enmarcado con los paisajes característicos de serranías bajas, tierra roja y climas cálidos.
La ciudad misionera está vinculada con las Cataratas del Iguazú y las áreas naturales protegidas. Desde el mirador del paseo Hito Tres Fronteras puede apreciarse la inmensidad del paisaje, las costas de Brasil y Paraguay, incluso hasta ver a lo lejos los monolitos de los países vecinos con sus banderas enarboladas.
En el paseo circundante, cada tarde un espectáculo de aguas danzantes llama la atención por la belleza de la composición. Una proyección mapping conforma imágenes en movimiento que representan bailes típicos de los tres países, acompañadas de luces y sonidos. La actividad se presenta durante todo el año y los horarios se van modificando según la estación. Cada presentación dura alrededor de 20 minutos y conjuga las notas del arte contemporáneo.
Como en todo punto de encuentro, hay ferias de artesanos y productos regionales, bancos para disfrutar del descanso y unos ricos mates, hamacas y toboganes para los niños. Desde Puerto Iguazú parten distintas excursiones que navegan la magia de los ríos en un marco sin igual.
Otro atractivo es la gastronomía de la ciudad, una mezcla de sabores culturales y culinarios, una delicia que no defrauda.
El itinerario puede iniciarse en la plaza neurálgica de Puerto Iguazú, Plaza San Martín, y continuar caminando por la avenida costanera que bordea el río Iguazú desde la zona del puerto hasta el Hito Tres Fronteras. Lo ideal es hacerlo a la mañana temprano o al atardecer. Es un paseo ideal para hacer con niños, sobre todo en verano cuando pueden empaparse y divertirse increíblemente con los chorros de agua. Quedan encantados y las risas invaden a todo el mundo.