Tradición barilochense: el Centro Cívico

El Centro Cívico, frecuentado por gran cantidad de visitantes cada día, es Monumento Histórico Nacional y orgullo de los barilochenses.

Dicen algunos que no caminar por la plazoleta del Centro Cívico significa no haber estado en Bariloche. Así de rotundo. Es como no comer su famoso chocolate o no enfrentarse al ventoso lago Nahuel Huapi.

Su atractivo principal es su majestuoso conjunto arquitectónico en U, que ya ha cumplido sus primeros 70 años de vida. Los edificios permanecen intactos y su piedra color verdosa contrasta con los detalles de madera de puertas, ventanas y balcones que se muestran imponentes a los ojos del turista.

Desde siempre han sido habitados por dependencias de la municipalidad local, la policía de la provincia de Río Negro, la administración de Parques Nacionales, la Aduana y la Biblioteca Sarmiento.

  • Monumento Histórico Nacional

    Monumento Histórico Nacional

  • Orgullo de los barilochenses

    Orgullo de los barilochenses

  • Iluminados muestran su solidez a través del juego de luces

    Iluminados muestran su solidez a través del juego de luces

  • Los clásicos perros San Bernardo

    Los clásicos perros San Bernardo

Caminamos por esa plazoleta con piso de lajas de piedra gastadas por el transito de turistas y por lluvias, heladas y nevadas propias de la zona. Allí comparten el espacio un monumento al Gral. Julio A. Roca y los clásicos perros San Bernardo que ofrecen su silueta para llevarse un recuerdo fotográfico.

Cuando nos sentamos en uno de los bancos de madera para apreciar el conjunto, uno de los “pichichos” vino a nosotros mostrando su cara triste y una pequeña cantimplora de madera atada al cuello. Son famosos por ser socorristas en la montaña. Le hicimos un cariño en su enorme cabeza y se echó sobre nuestros pies haciéndose amigo sin más.


¿Fotos? ¿Una foto con Olaf y su cría?

Sin movernos como para no molestarlo, vimos los detalles que aún no habíamos detectado. En el edificio de la municipalidad, una torre muestra un par de relojes de esfera transparente y números romanos que cada media hora lanza una campanada. La recova municipal resguarda la puerta de entrada de la Secretaría de Turismo, una visita ineludible cuando uno arriba a la ciudad.

Por debajo del edificio de administración de Parques Nacionales, dos enormes arcos permiten el paso vehicular hacia la calle Mitre, principal arteria comercial del centro de Bariloche. Por detrás, jardines con árboles y plantas decorativas complementan el conjunto y le dan un cierre armónico al área.

Nos maravilló enterarnos de que el Centro Cívico no es un monumento aislado de otros. Debemos agradecer al grupo de visionarios que allá por 1930 bregaron por un Bariloche turístico de excelencia. El Dr. Exequiel Bustillo, como presidente de Parques Nacionales, impulsó un proyecto que integraba el Centro Cívico con la construcción de un hotel de cinco estrellas, el Llao Llao. A ello le sumaría la ruta de 25 kilómetros que uniría ambas urbanizaciones.

Bajamos las escalinatas que llevan a la costanera y muelle y, desde allí, la vista del conjunto edilicio de línea centroeuropea fue impactante. También la vista del lago con la construcción del puerto de San Carlos en primer plano le daba jerarquía al conjunto.

Situado en un lugar estratégico de la ciudad, el Centro Cívico es paso obligado para quienes utilizan la costanera o los que llegan por las avenida Bustillo o de los Pioneros.

Al despedirnos del Centro Cívico, notamos que el uso de materiales de la zona fue el puntapié que necesitó San Carlos de Bariloche para caracterizar el resto de las edificaciones tradicionales.

Autor Mónica Pons Fotografo Eduardo Epifanio

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