En nuestra habitación ubicada en el ala Moreno, todo estaba pensado para una estadía confortable. Al atardecer, el gimnasio nos esperaba con máquinas de última generación y compensamos el esfuerzo con una corta zambullida en la piscina.
Queríamos conocer los inicios del hotel y obtuvimos algunos detalles de su historia. Supimos que durante la presidencia del Dr. Ezequiel Bustillo en Parques Nacionales se inició un cambio importante en la aldea de montaña.
comenzaba a ser un destino turístico y se pensó en ofrecer hotelería e infraestructura de excelencia para atraer turismo del exterior. El arquitecto Alejandro Bustillo estuvo a cargo del proyecto del Hotel Llao Llao y pudo inaugurarse en el año 1938.
En cuanto a su construcción, prevalecía la piedra y troncos de madera con techos de tejuela de alerce, materiales nobles de la zona. Un año después de su inauguración, un incendio destruyó totalmente el hotel y fue reinaugurado en el año 1940.
En esta ocasión, se utilizaron los materiales como lo conocemos en la actualidad: mampostería, hormigón, piedra verde y techos de teja normanda. Pero todavía le estaba reservada otra sorpresa al hotel-emblema de Bariloche. Cerrado durante 13 años a partir de 1980, mostró su triste y deteriorada fachada a quienes llegaban a sus jardines.
Reabierto en 1993, ha ido incrementando la cantidad de habitaciones y clientela, 50 % nacional y otro 50 % extranjera. Hoy, el Hotel Llao Llao es un destino turístico en sí mismo. Sorprende día tras día con nuevas actividades y es conocido a nivel internacional por su Semana Musical Llao Llao. El mes de octubre se viste de corcheas, fusas y semifusas junto a los famosos atardeceres previos a las veladas musicales nocturnas.
Uniendo historias Luego de dar una vuelta por las dos alas, la Bustillo y la Moreno, preguntamos: “¿Qué distingue ambos edificios y qué los hace similares?”. Nos respondieron: “Los ambientes y habitaciones son distintos, tienen un estilo en común que puede definirse como un hotel de montaña, donde tradición y actualidad combinan de forma amónica”.
El ala Bustillo huele a historia sin que ello signifique “algo viejo”. Su frente permanece inalterado desde que fue construido, ya que fue nombrado Patrimonio Histórico Municipal.
Interiormente, telas y mobiliario jugaban un papel fundamental en cada ambiente. Las alfombras de exquisito diseño parecían hundirse a nuestro paso y amortiguaban el sonido ambiente. Avanzamos por el largo pasillo de los locales del centro comercial y la galería de arte.
Un puente panorámico lo une al ala Moreno, el sector “joven” del hotel que guarda un refinado estilo artesanal patagónico con elementos de caza y campo. Las habitaciones son muy amplias, de acuerdo a los estándares internacionales de hotelería.
A través de ventanales y galerías externas del hotel tuvimos real identificación con el paisaje. Allí los lagos Moreno y Nahuel Huapi y los cerros López,
Tronador y Capilla envuelven la estadía de cada uno de los pasajeros.
Y ahí estábamos nosotros, sorprendidos por haber realizado una visita impensada a un Hotel Llao Llao que es un lujo para la ciudad. Nuestra premisa será de aquí en más regresar y seguir disfrutando de sus novedades.