Buscando la cascada del arroyo Catarata

Un bosque añoso y espeso nos conduce a un lugar pleno de luz y sonido. No hay más apuro que descubrir el origen de ese rumor de agua cristalina que la montaña nos entrega.

Disfrutamos de una caminata muy serena que nos llevó en escasos minutos hasta el corazón mismo de una imponente caída de agua. Luego, lentamente, la vimos descender hacia el lago, como perdiéndose entre el bosque.

“¡No dejen de conocerla!”, ese fue el consejo que recibimos de unos turistas inquietos. El camino a la cascada Co-Lemú es un fácil y rápido recorrido. Lo demás lo debíamos descubrir nosotros.

Con esas premisas nos dispusimos a realizar la caminata y dejarnos llevar por lo que la naturaleza tuviera para ofrecernos. Los cursos de agua tienen un atractivo muy especial y más aun si en su recorrido ofrecen alguna cascada interesante.

“Co Lemú” significa en mapudungun (habla de la tierra) “agua en el bosque”. Al inicio, el sendero se desarrollaba en un terreno plano entre coihues muy altos que no dejaban entrar el sol. Nos guiamos por unas marcas de color rojo pintadas en los troncos de los árboles.

Nuestras pisadas provocaban un suave sonido en el colchón de hojas pequeñísimas perdidas por los árboles en su cambio anual de traje. Su tonalidad dorada se transmitía al entorno. Cada 50 a 100 metros encontrábamos una señal roja y se divisaba la siguiente. Estábamos en la senda correcta.


Maravillas de la naturaleza

Los troncos de los árboles caídos en el suelo mostraban su interior de un fuerte color rojizo. Acercándonos, notamos que gran cantidad de insectos utilizaban esa madera como vivienda.

Más adelante, traspasamos una tranquera prevista en nuestro itinerario. El arroyo seguía cerca nuestro casi en silencio y el sol se filtraba entre los árboles acentuando más los tonos dorados.

Luego llegó la trepada entre los árboles por un sendero más angosto y, en algunos casos, las raíces hicieron de escalera natural y las ramas laterales, de apoyo para dar el tranco. De allí en más, y con distintas exigencias, todo era subida. El ritmo lo imprimía cada uno.

Entonces, vimos el primer salto de agua del arroyo. El sonido del agua cayendo se hizo más audible y nos acercamos a la pequeña olla formada entre las piedras y protegida por mucha vegetación.

Aún nos esperaba lo mejor. Seguimos trepando por donde los guardaparques habían previsto algunas ayudas para facilitar el ascenso.


Como en un cuento

Mirando hacia lo alto, vimos que la cascada mayor se deslizaba por unas enormes piedras basálticas y parecía tomar vuelo. Luego, se abría en varios hilos de agua hasta llegar a la olla produciendo un gran estruendo.

Encajonada entre las rocas vive una vegetación colgante formada por muchas especies verdes y algunas flores. Decidimos sentarnos en las grandes piedras un rato para observar desde distintos lugares ese entorno. Una leve llovizna nos mojó la cara.

En un ángulo de 180 grados, siempre veíamos la cascada frente a nosotros aunque cambiáramos de ubicación. Elevando la vista, apenas logramos ver el cielo, ya que los árboles eran tan altos que lo tapaban.

Hacia abajo, el arroyo seguía cayendo de piedra en piedra con mucha fuerza hasta disminuir su ímpetu cerca de su desembocadura en la costa del lago Traful.

Decidimos utilizar el “boca a boca” y alentar a otros a disfrutar de esta maravilla, que sólo figuraba en algunos folletos de la localidad de Villa Traful.

Autor Mónica Pons

DificultadDificultad: Baja. En el último tramo, la visión de la cascada es buena desde distintas posiciones, aun sin trepar por los lugares más complicados.
DuraciónDuración: 45 minutos
Cómo llegarCómo llegar: Tomando la ruta provincial 65 hacia la ruta de 7 Lagos, a 8 kilómetros del centro se llega al arroyo Catarata. Un cartel del parque nacional Nahuel Huapi identifica el sendero.

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