El pueblo es ideal para realizar caminatas y paseos en bicicleta por sus calles arboladas, con muchas palmeras y una vieja estación de tren que habla de la antigüedad del lugar.
Enclavada en Luján de Cuyo y cercana a la capital de la provincia, Chacras de Coria forma parte de los paseos imperdibles cuando se llega a Mendoza. Se la admira por su microclima, por las características de sus pobladores y por haber conseguido mantener un estilo de vida tranquilo y en contacto con la naturaleza.
Deambulando por sus callejuelas en semicírculo, fuimos imaginando quiénes vivían en cada una de las viejas casonas, algunas de adobe. Muchas de ellas tienen su propia historia porque fueron construidas por familias tradicionales que, viviendo en la ciudad, buscaban un refugio de fin de semana o veraneo en las “chacras”.
Muchas de sus calles llevan el nombre de sus primeros pobladores y justamente Coria era el apellido de una de las primeras familias que se instalaron en el lugar. De a poco la población fue tornándose permanente y entonces se formó un pequeño centro cívico que hoy reúne una plaza, la iglesia y el edificio municipal. Además de familias mendocinas, viven allí muchos artesanos que son reconocidos por las piezas de diseños originales que venden en los negocios de la zona.
Una de sus características principales es su vegetación tanto en las calles como en las viviendas particulares. En las primeras, enormes árboles con ramas colgantes llegan casi hasta el asfalto y parecen cortinas vegetales. Muchas casas apenas se intuyen desde afuera porque están cercadas por muros verdes de hiedra que impiden la vista hacia el patio interior. Casi todas cuentan con piscina y galerías techadas y vidriadas hacia su jardín. Varios hoteles boutique se camuflan entre esas residencias y son muy apreciados por el turismo extranjero.
Si algo destaca a Chacras de Coria es que se ha convertido en un polo gastronómico reconocido por la excelencia de sus propuestas. Sobre las calles Viamonte y Mitre se encuentran restaurantes y parrillas donde se sirven especialidades regionales y cocina sofisticada. Para muchos, es una parada obligada para un almuerzo exquisito de paso hacia el Camino del Vino. Los que viven en la city no se pierden la movida gastronómica de primer nivel que ostenta la villa.
Hicimos un alto en Tea & Company, una deliciosa casona con sus mesas muy bien servidas, cata de tés especiales, acompañado de pastelería y panadería casera, dulces, todo “hecho en casa”. Tanto en el interior con sillones y vajillas muy coquetas (incluidas las teteras de la abuela) como en el jardín debajo de las sombrillas, sirven desayunos, meriendas y también almuerzos y cenas con comida natural y sana. La encontramos en Viamonte y Larrea.
Al tomar la calle Mitre, fuimos encontrando otros pubs y restaurantes donde tomar un trago junto a buena música y disfrutar de especialidades. Cuando el tiempo acompaña, es agradable ubicarse en algunos locales con mesas al aire libre debajo de las plantas.
La cercanía con las viñas y bodegas hace de Chacras un buen lugar para descansar mientras se visitan los distintos establecimientos. Varios de ellos, además de sus degustaciones y catas profesionales, organizan salidas hacia el Cordón del Plata en excursiones para todo tipo de gustos.
Convinimos en regresar en otro momento para visitar aquellos rincones pendientes y también como excusa para disfrutar de algo rico. Desde Mendoza, Chacras de Coria siempre se encuentra de paso y, como se llega en unos pocos minutos, se compensa el viaje.