La tucumana Tafí del Valle

Villa de veraneo por donde se la mire, Tafi del Valle fue durante mucho tiempo un sitio habitado por jesuitas que desarrollaban actividades agropecuarias. Recién en 1943 el lugar se popularizó.

Cuando se abrió el camino a los valles calchaquíes, el lugar se transformó por completo. La población creció tanto que muchos de sus habitantes viejos se retiraron porque no soportaban la muchedumbre.

Y así, en cuestión de años, Tafí del Valle se convirtió en una villa de veraneo para los turistas de distintos puntos del Noroeste argentino, los cuales comenzaron a disfrutar del microclima que tiene la ciudad, a lo cual se suman sus bellezas naturales.

Dentro de los atractivos turísticos que el visitante no puede dejar de conocer aparece el Museo Jesuítico de la Banda, que resulta ser uno de los atractivos más importantes de la villa. Allí, sobresalen la historia y la tradición de toda la zona, que data de los tiempos en que los jesuitas evangelizaron las colonias nativas.


Paseo de compras

  • Ícono de la zona

    Ícono de la zona

  • Los tipicos productos artesanales

    Los tipicos productos artesanales

  • Los cordones montañosos

    Los cordones montañosos

  • La foto imperdible

    La foto imperdible

  • Calles de la ciudad

    Calles de la ciudad

  • Empedradas

    Empedradas

Lo que más atrae al turista es caminar por las pequeñas y empedradas calles de la ciudad o bien adentrarse a caballo por los cordones montañosos que, además de trekking y caminatas, permiten respirar aire puro.

Los quesos, al igual que las viejas y tradicionales estancias donde se elaboran, permiten degustar parte de las recetas que alguna vez estuvieron en manos de los jesuitas y que estos dejaron escritas para ser trasmitidas de generación en generación.

La pequeña ciudad obliga a una recorrida típica en que una amplia calle principal ofrece al visitante los tipicos productos artesanales y recuerdos que desea encontrar en sus viajes.

Desde artesanías en cueros, tejidos y lanas de oveja, hasta ponchos, telares, cueros y frazadas, que junto a las tradicionales cerámicas del lugar le aportan a los paseos de compras un colorido que se vuelve único por donde se lo mire. La música, junto a sus instrumentos más representativos, es otra de las actividades que se puede respirar a cada paso. Desde grandes bombos y charangos, hasta cajas, guitarras y violines se ofrecen como souvenirs o instrumentos, todo depende de quien los pretenda tocar.


Empanadas y vino en jarra

Los restaurantes del lugar ofrecen al mediodía y por la noche una amplia variedad gastronómica que comienza con las típicas empanadas y tamales y continúa con platos de primer nivel como cordero, pescados y locros.

La agricultura excelente de la región, sumada a las artes culinarias con recetas realmente increíbles de sus pobladores, hacen que la hora de comer se vuelva un atractivo de por sí especial.

El charquí es para muchos uno de los platos imposibles de no probar en Tafí del Valle y que se prepara en cualquiera de los restaurantes o fondas en la ciudad así como también en sus alrededores.

Se trata de una carne salada a temperatura ambiente y sin procesos químicos ni conservantes que acompaña quesos, salames y una amplia variedad de vinos, entre los que sobresale el patero típico de la región. Compañero ideal de comidas y festejos que generalmente en Tafí del Valle culminan junto a un fogón y guitarreada donde sobresalen las coplas entonadas por las mujeres y hombres de este fértil valle tucumano.

Autor Pablo Etchevers Fotografo Eduardo Epifanio

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