Caminata en Chapelco con raquetas

Ingresamos al bosque de lengas del cerro Chapelco con raquetas para nieve. Como si se tratara de un alunizaje, caminamos sobre la nieve polvo profunda. Una experiencia inolvidable.

Con muchas expectativas, partimos del centro de San Martín de los Andes hacia el cerro Chapelco. Ese día, teníamos planeado disfrutar de la montaña de una manera diferente. Caminaríamos con raquetas para nieve, atravesando un bosque de lengas milenario que prometía silencios profundos y “contaminación cero”.

La mañana se presentó nublada y la posibilidad de que en el cerro estuviera nevando era prácticamente un hecho, lo cual nos pareció más atractivo. El transfer tomó la ruta nacional 234. Bordeamos el lago Lácar y, tras recorrer 19 kilómetros, llegamos a la base del complejo invernal.

Estaba nevando como nunca. Fuimos provistos de las raquetas y, una vez colocadas, los guías nos dieron algunos consejos prácticos para caminar sin que demande demasiado esfuerzo. “Las raquetas tienen dos posiciones en los talones: una con seguro para descender y otra sin seguro para transitar en terreno plano o con pendiente” explicó nuestro guía e inmediatamente agregó “ nosotros les avisaremos en que posición colocarlas a medida que avancemos en la excursión y no intenten caminar hacia atrás con las raquetas puestas”. “Demasiado tarde” pensé, porque mientras escuchaba la parte final de la frase, me desplomé sobre la fría nieve de la base del Chapelco. Las risas ayudaron a romper el hielo con el resto de los participantes, así que decidimos que lo mejor sería empezar a caminar.

  • Bosque de lengas

    Bosque de lengas

  • Como si se tratara de un alunizaje

    Como si se tratara de un alunizaje

  • Una aventura en sí misma y para nada dificultosa

    Una aventura en sí misma y para nada dificultosa

  • Un diseño especial

    Un diseño especial

Nos alejamos de las pistas de esquí y lentamente nos fuimos internando en el bosque. Como si se tratara de un alunizaje o de una caminata sobre un lemon pie gigante, comenzamos a divertirnos con la nueva atracción bajo nuestros pies. La experiencia es una aventura en sí misma y para nada dificultosa.

A medida que avanzábamos, comencé a observar una gran cantidad de liquen (conocido con el nombre de barba de viejo o del diablo), que indica el nivel de pureza del lugar, puesto que se desarrolla en sectores sin polución. Aprovechamos el momento para respirar profundamente y dejar que nuestros pulmones se llenaran con el aire que se encuentra en su nivel máximo de oxigenación.

Adelante, la caminata se intensificó. Subimos pendientes, cruzamos puentes, surcamos ríos y atravesamos mallines, que son una especie de pantanos donde aflora la napa de agua y se entreteje una malla de hierbas. En esos sectores, se acomoda la nieve más pura, porque cae directamente desde el cielo, formando una especie de pradera, pero de color blanco.

Un poco después, realizamos el ritual típico de la Patagonia, de ponernos y sacarnos cuanta ropa lleváramos hasta sentirnos cómodos, sin tener frío, pero tampoco demasiado calor. Recordemos que estábamos en movimiento.

Luego de varios minutos de caminata, mientras nos dejamos sorprender con la magia de los árboles nevados que parecían salidos de un libro de cuentos, llegamos hasta un refugio escondido en la montaña. Aprovechamos la parada técnica para celebrar el éxito de la excursión hasta el momento con un riquísimo chocolate caliente, acompañado de sabrosas galletas con nueces, almendras y pasas de uva, que repusieron rápidamente la energía en nuestro cuerpo.

Finalizado el tentempié, ajustamos nuestros equipos, y emprendimos el regreso. No sé por qué, pero siempre tengo la sensación de que las vueltas son más cortas Desandamos nuestras huellas y llegamos hasta la base del complejo invernal. Antes de partir hacia la civilización, no perdimos la oportunidad de brindar nuevamente por el éxito que tuvimos, pero esta vez con un dulce licor regional que nos devolvió el alma al cuerpo.

Una vez más, el transfer tomó la ruta nacional 234, bordeó las majestuosas aguas del lago Lácar y, tras recorrer 19 kilómetros, llegamos a San Martín de los Andes. Sin dudas, quedamos muy satisfechos y comprobamos que existen otros modos divertidos de descubrir el cerro Chapelco.

Autor Marcelo Sola Fotografo Gentileza Andes x 3

Contacto de la excursión o paseo


El Refugio

Villegas 698 esq. Tte. C. Perez, San Martín de los Andes, Neuquén, Agentina

Teléfono Teléfono: +54 2972-425140

Tipo de tourTipo de tour: Aventura
DificultadDificultad: Media
DuraciónDuración: una hora y media de caminata
HorarioHorario: A convenir con la agencia de turismo

Ubicación


Que hacer en San Martín de los Andes


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