Caminata junto al mar

El viento contra la cara y el sabor salino del ambiente acompañan el trayecto costero, en el cual convergen el ancho horizonte marítimo con el contorno de una ciudad siempre joven.

Villa Gesell se jacta de tener una extensa playa de más de 6 kilómetros de extensión, con lo cual las caminatas son una de las actividades más practicadas por quienes la visitan.

No importa la hora, siempre es buen momento para deslizarse por la orilla del mar y que la brisa mueva nuestra ropa y cabellos. Descalzos algunos y con zapatillas de entrenamiento otros, es una actividad que no excluye edades ni épocas del año. Mientras el sol acompañe, siempre se verá algún caminante recortar su figura por delante de las últimas olas que llegan a la playa.

Una y otra vez recorrimos la costanera de la villa veraniega siguiendo su itinerario zigzagueante. Algunas veces caminamos hacia el sur y otras hacia el norte, como para que los rayos solares nos quemaran en forma pareja. Nos gustó mucho la primera hora del día para una caminata enérgica, apresurando el paso para sentir que los músculos se tensaban. Mientras hacíamos un buen ejercicio, notamos que no se veían rastros de otros transeúntes y solo las gaviotas habían dejado sus huellas en la orilla.

  • Mientras el sol acompañe

    Mientras el sol acompañe

  • Una extensa y amplia playa

    Una extensa y amplia playa

  • El sabor salino del ambiente

    El sabor salino del ambiente

  • No importa la hora

    No importa la hora

  • Lugar de encuentro

    Lugar de encuentro

  • Las playas gesellinas

    Las playas gesellinas

Hemos visitado en varias ocasiones Gesell y siempre descubrimos nuevos paradores, nuevas actividades “de onda”, pero más que nada hemos visto que la costanera es lugar de encuentro. Los más jóvenes la utilizan como lugar para reunirse y planificar sus actividades nocturnas; los de más edad, simplemente para relajarse mientras miran el movimiento constante del mar; los más chicos sortean a los transeúntes con sus bicis y skates.

En algunos sectores se ve con claridad el avance del mar sobre la costa. Lamentablemente, la erosión fue de la mano de la civilización y el crecimiento de la villa; constantemente se hacen estudios para que esta modificación de la naturaleza pueda ser corregida. El clima, el oleaje y un planeamiento urbano apresurado han sido los causantes de la pérdida de las playas.

En aquellos días de inverno en que el sol y el viento no compiten entre ellos, las caminatas se imponen. Abrigados hasta las orejas, hemos caminado a la orilla del mar por unas cuantas cuadras, quizá menos que en el verano; el disfrute fue tan intenso como cuando lo hacíamos en traje de baño. Se eligen entonces las horas del mediodía y las primeras de la tarde.

Perfume a pinos, confiterías tradicionales donde tomar un café al paso, travesías por la arena o simplemente disfrutar del aerobismo son algunas de las mejores excusas para transitar por las playas gesellinas.

Autor Mónica Pons Fotografo Pablo Etchevers

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