Lejos de las amenazas pasadas, en la reserva provincial Punta Pirámides vive una importante colonia de lobos marinos de un pelo.
En la orilla opuesta a Puerto Madryn, dentro de las costas del golfo Nuevo, se sitúa la reserva provincial Puerto Pirámides.
Por su singular forma, que se asemeja a la silueta de un barco, este lugar fue utilizado durante mucho tiempo como escenario de maniobras para prácticas de tiro de la Armada Argentina.
Ésta fue la principal causa del desmoronamiento y la destrucción de varios acantilados y restingas que pusieron en peligro la colonia de lobos marinos. Pero, estos mamíferos recibieron amenazas más importantes, como las matanzas realizadas para obtener su cuero y su grasa.
Para revertir esta situación, hace más de 20 años que se suspendieron los permisos de caza y lentamente la colonia empezó a recuperarse. En la actualidad, la reserva sirve de hábitat para más de 20.000 ejemplares, el mismo número de ejemplares que se mataba por año.
En Punta Norte, todavía quedan restos de esta explotación. Las calderas de hierro, innumerables cueros y los millares de huesos que colman las playas son testimonios de ese pasado.
Esta reserva protege uno de los más destacados apostaderos y lugar de cría de lobos marinos de un pelo de la península Valdés.
Desde una amplia plataforma rocosa que se ubica como acantilado a varias decenas de metros sobre el lugar ocupado por la colonia, se pueden observar los lobos y sus crías.
Según la época, la zona de los acantilados también es visitada por las ballenas francas, que encuentran singular refugio en las caletas.
En la parte esteparia de la península, habitan guanacos, choiques y, entre los matorrales, martinetas, maras, zorros, zorrinos y piches, entre otros animales. Además, las gaviotas, petreles y palomas sobrevuelan este entorno natural.
Karina Jozami Palmiro Bedeschi
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