Cruce del lago Lácar nadando

Febrero es mes de fiesta en San Martín de los Andes: porque es el aniversario del pueblo, porque es verano y la mayor parte de las actividades son al aire libre y porque el segundo sábado es la fecha elegida para el Cruce a Nado del lago Lácar.

El lago Lácar se ubica en el corredor de los 7 lagos y forma parte de las maravillas patagónicas de la zona cordillerana. Se lo puede contemplar, navegar, pescar y también nadar en sus cristalinas y frías aguas.

Diferente es decidirse a realizar su cruce a nado. Pero sí: desde 1985 se realiza una especial prueba náutica a la que están invitados nadadores locales y visitantes. Si las condiciones meteorológicas lo permiten, se da la voz de "¡A´ura!" y el sol cordillerano del mediodía se suma a la fiesta.

La iniciativa partió del profesor de Educación Física y guardavidas Mario Vegazzi, que durante la Navidad de 1985 unió la playa Catritre con La Islita, dos sectores muy frecuentados sobre ambas orillas del lago. Dos amigos lo acompañaron en una canoa, por seguridad. La prueba fue un éxito, a pesar de no haber realizado un entrenamiento previo.

Mario siguió con la práctica y tres años después se le sumaron dos nadadores amigos. A partir de 1991 comenzaron a recibir inscripciones de otros participantes, siempre con el mismo recorrido, pero con salida desde La Islita.

Hoy, esta prueba no competitiva y sin fines de lucro forma parte del calendario de festejos en el marco de la semana aniversario de la ciudad y cuenta con el aval de la municipalidad, Parques Nacionales y Prefectura Naval Argentina.

A ellos se suman los kayakistas y embarcaciones del club náutico local que colaboran con la seguridad. Pero además está el apoyo de la comunidad, que acompaña en la salida y la llegada con su aliento a los participantes.

La organización cada vez tiene que ser más amplia y ajustada porque año tras año se suman entusiastas: nadie se quiere quedar afuera de la prueba que reúne a hombres y mujeres de distintas edades. Lo importante es estar, unirse al grupo e intentar llegar superando las barreras personales sin importar ser el primero o el último en arribar a la meta.

La cantidad de participantes ronda la centena pero el desafío es individual. Cuando al final la muchedumbre los recibe en las playas de Catritre con muestras de apoyo y aplausos, sentirán el cansancio pero también la satisfacción de haber entrenado para no perderse el momento. Llegan entonces las medallas, los premios y el brindis de camaradería.

El cruce a nado ha superado las bodas de plata y gracias al ímpetu y colaboración del comité organizador y la comunidad no ha decaído nunca. Los participantes que habitualmente lo realizan se sienten protagonistas de una de las mayores fiestas náuticas de San Martín de los Andes.

“¡Que no se seque la malla!”, promueve el dicho entre los entusiastas que van por más.