Espuma de mar y secretos del pasado

Conocimos este pequeño pueblo santacruceño cuyos atractivos invitan a andar por sus orillas marítimas y conocer su vida tranquila con vestigios de civilizaciones pasadas.

Una linda y fresca tarde de primavera deseábamos disfrutar del mar desde sus orillas e iniciamos un paseo en automóvil por la zigzagueante ruta nacional 3 desde Puerto San Julián hacia el norte.

Una seguidilla de fantásticas playas se intercalaba con grandes acantilados en un romance entre mar y tierra. Una de las playas que más nos llamó la atención fue la llamada Los Caracoles, donde pisamos gran cantidad de caracoles al caminar. Punta Cantera y Cabo Curioso son playas amplias muy concurridas en verano por los habitantes de San Julián. Están a unos 15 kilómetros y tienen un faro y una colonia de cormoranes de patas rojas increíble.

Transitamos esa terraza natural al mar hasta alcanzar La Lobería, un apostadero de lobos marinos de un solo pelo donde los amantes del avistaje de fauna marina aprovechan su acantilado. La playa La Mina es la preferida por los amantes de los deportes náuticos y la pesca, y lleva ese nombre porque allí funcionó una vieja mina de carbón.

En el recorrido apreciamos también las playas de Drake y la Garganta del Diablo. Al regresar a San Julián supimos que se puede realizar un mini trekking ribereño de dos horas de duración para la observación de la avifauna.

  • Nao Victoria, Puerto San Julián

    Nao Victoria, Puerto San Julián

  • Museo Regional y Arte Marino

    Museo Regional y Arte Marino

  • Guanacos

    Guanacos

  • Típica casa del sur

    Típica casa del sur

  • Fantásticas playas

    Fantásticas playas

Alejándose 150 kilómetros de San Julián, se puede conocer un yacimiento arqueológico conocido como La María, que muestra los cambios geológicos que soportó la Patagonia hace miles de años.

Este interesante paseo ofrece profundos cañadones, mesetas y enormes rocas con sedimentos volcánicos de colores y texturas insólitos. En los ochenta y cuatro cuevas y aleros se encuentran vestigios de simbología rupestre de la cultura Casapedrense, de 12.600 años de antigüedad.

Se observan trazos con figuras humanas, manos, felinos y algunas figuras abstractas que muestran la cotidianeidad de quienes vivían de la caza y la pesca. El aspecto destacado de este espacio arqueológico es la policromía de sus pinturas. Se hallan dentro de una estancia privada, La María, donde es posible alojarse con pensión o en un camping; también se pueden degustar comidas típicas del campo santacruceño.

En la siguiente salida de paseo, tomamos hacia el sur por la ruta nacional 3, bordeamos la costa y realizamos 15 kilometros hasta dar con la reserva provincial Península San Julián. Allí nos recibió un gran colonia de pingüinos magallánicos, biguáes, cormoranes, ñandúes, zorros, piches y guanacos. Desde 1986 se destaca por conservar la fauna y los ambientes naturales y regresar las especies autóctonas a sus correspondientes hábitats. Hicimos una ordenada visita turística y observamos que además es zona atractiva para la pesca.

Todavía quedaba otro hito interesante para visitar en el pueblo: el Museo Regional y Arte Marino. Se destaca por poner en valor el patrimonio del área y ha rescatado piezas arqueológicas y antropológicas petrificadas. Desde 1972, una antigua vivienda de estilo magallánico alberga sus salas.

Allí se puede admirar lo que quedó del asentamiento español Nueva Colonia Floridablanca, y la Sala del Pionero y la Sala Luisa Gimata, con objetos cotidianos que pertenecieron a antiguos pobladores y piezas recuperadas de los sitios arqueológicos.

En pocas horas, Puerto San Julián nos permite conocer sus bellezas e historia invalorables.

Autor Mónica Pons Fotografo Palmiro Bedeschi

Ubicación

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