Fiambalá, que en la lengua de los pueblos originarios significa "agua que penetra en la montaña", es una pequeña localidad ubicada a escasos kilómetros de la ciudad de Tinogasta. Además de su benigno microclima y su calidez, posee un condimento único que la hace ideal para visitar: sus termas.
Allí, en piletas naturales que bajan de la montaña, el agua oscila entre temperaturas que van de los 38º C hasta los 70º C y sus propiedades minerales las hacen altamente recomendadas por su poder curativo y medicinal.
Muy cerca de la capital catamarqueña se encuentra esta villa veraniega, perfecta para disfrutar un fin de semana en familia o con amigos. La variedad de actividades merece una visita.
Pueblo de Niebla o, para ser más precisos, Niquixao. Ese fue el nombre original, en lengua quechua, de la hermosa villa turística que hoy conocemos como El Rodeo y que fue fundada por los españoles en 1614.
El adobe es simplemente un material, pero en Tinogasta pasó a ser parte fundamental de la vida de sus habitantes. Y pensar que durante siglos estuvo allí y recién hoy se lo ha incorporado al turismo.
Las iglesias de adobe son las construcciones que más llaman la atención del visitante. Sus cúpulas redondeadas, sus formas y líneas, sus arcos y sobre todo su color, marrón terracota, las hacen únicas.