La Virgen del Valle

En el centro de la ciudad de Catamarca se encuentra la imponente catedral de Nuestra Señora del Valle, patrona de la ciudad. Durante el año, miles de fieles de todo el país desfilan para visitar la imagen...

El maravilloso templo de Nuestra Señora del Valle es el más importante de la provincia de Catamarca. Fue proyectado por el arquitecto y urbanista Luis Caravatti y realizado entre 1859 y 1875 con un marcado estilo neoclásico.

En aquel tiempo, Vicario Seguro trabajó incansablemente para construir la catedral. De hecho, consiguió que el mismísimo Justo José de Urquiza donara dinero para que la obra se llevase a cabo. Por supuesto que también muchos seguidores de la virgen colaboraron con el mismo fin.

El templo es tan imponente que no sólo concita la atracción de los fieles. Todo aquel que visita Catamarca no puede dejar de conocer esta joya arquitectónica, cuya fachada tiene un gran atrio que se desplaza hacia la vereda y que está acompañada por dos torres que alcanzan casi los cuarenta metros de altura.

  • Imponente catedral de Nuestra Señora del Valle

    Imponente catedral de Nuestra Señora del Valle

  • Patrona de la ciudad

    Patrona de la ciudad

  • Ofrendas

    Ofrendas

  • Alcanzan casi los cuarenta metros de altura

    Alcanzan casi los cuarenta metros de altura

  • Patrona Nacional del Turismo

    Patrona Nacional del Turismo

En ambos laterales se ubican varias capillas para cobijar a quienes van a pedir o agradecer a la Virgen del Valle. Ya en su interior, los visitantes pueden admirar la maravillosa cúpula que contiene una representación de la asunción de la Virgen María a los cielos y otras pinturas, obras del artista italiano Orlando Orlandi, que relatan pasajes de la historia de la Virgen.


Había una vez

La imagen de Nuestra Señora del Valle fue encontrada entre 1618 y 1620 en una gruta de Choya, provincia de Catamarca. Cuenta la historia que fue un aborigen al servicio de don Manuel Salazar quien escuchó durante una tarde varias voces y pisadas, y de repente fue sorprendido por un grupo de muchachas con lámparas y flores que caminaban sigilosas hacia la montaña. Pese a la sorpresa, el observador prefirió regresar a su rancho, pero la curiosidad pudo más.

A la mañana siguiente, de vuelta en aquel lugar, decidió seguir las huellas que quedaron de las muchachas. Después de caminar varios kilómetros, se encontró con un pequeño nicho de piedra rodeado por restos de fogones y numerosas flores. Continuó caminando hasta toparse con la imagen de la santísima Virgen María, con su rostro moreno y las manos juntas en forma de rezo.

El descubrimiento permaneció en secreto, aunque tiempo después el aborigen aprendió a querer y venerar esa imagen tan parecida a los suyos. Por ello, decidió contarle el secreto a su amo.

En enero de 1890, fray Orellana mandó a confeccionar la corona de la Virgen y también en esa época se elaboraron las primeras estampitas de la Virgen. En 1941, la Coronación de la Virgen cumplió 50 años. Para celebrarlo, el obispo de Catamarca encargó pintar a Orlando Orlandi las telas artísticas de la historia de la Virgen. Y en ese mismo año la catedral fue declarada Monumento Histórico Nacional.

La Virgen Morena, algo atípico para ese entonces, recibió el honorable título de Patrona Nacional del Turismo el 20 de marzo de 1974 bajo la tercera presidencia de Juan Domingo Perón.


De milagro y obras

En más de 400 años de veneración, los fieles le asignan a Nuestra Señora del Valle la realización de numerosos sucesos milagrosos: la curación de enfermedades terminales, como cegueras y parálisis. También es muy reconocida por haber salvado al pueblo de plagas de gusanos y langostas y, además, cuentan las leyendas populares que a lo largo de la historia logró consumar algunas resurrecciones, que le permitieron consolidar la enorme fascinación que genera entre sus seguidores.

Uno de los milagros más contados y celebrados por los fieles remite a un campesino cordobés que, al contraer una enfermedad, le suplicó a la Virgen su amparo bajo la promesa de que iría a su santuario.

En segundos estaba curado y el campesino se levantó para cumplir con su compromiso. En esos días, en la iglesia de Catamarca se lamentaban por la desaparición repentina de un viejo y preciado jarro de plata. Al cabo de unos días, el campesino llegó a la iglesia con el jarro en la mano. Comentó que había salido de su casa para cumplir con una promesa y que, durante la travesía, él y su mula sintieron muchísima sed. Se encomendó a la Virgen nuevamente y encontró un jarro del que tanto él como el animal pudieron beber. El cura a cargo de la iglesia catamarqueña reconoció que era el jarro de plata que faltaba en la sacristía.

La virgen de Nuestra Señora del Valle de Catamarca no sólo es Patrona Nacional del Turismo, sino también de toda la región del Noroeste argentino. Es venerada por miles y miles de creyentes que se maravillan ante sus milagros y apariciones.

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Autor Pablo Etchevers Fotografo Pablo Etchevers

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