Al llegar, la pared del Fitz Roy comienza a tomar otro colorido y texturas, y hasta se pueden divisar las grietas y los caminos o rutas que utilizan los andinistas para llegar hasta la cumbre.
Mientras se bordea el río Blanco, se cruza una serie de lagunas durante la caminata. En lo que es la última etapa para llegar hasta la base del cerro, se incorporan puentes y pasos realmente hermosos.
Un pequeño refugio de madera es la antesala de la última parte del sendero, que ahora se vuelve mucho más difícil y donde es necesario ser mucho más cauteloso para no lastimarnos y llegar rápido.
Barritas de cereal, fruta, galletitas y mucha agua fueron parte de la dieta elegida durante este ascenso. La alegría de quienes bajaban nos daba fuerza para ir en busca de la famosa laguna de color turquesa y del mítico macizo de piedra llamado Fitz Roy. Así empezamos a caminar por la última parte, sin dudas la más difícil, de esta singular aventura.
Una importante pendiente que parecía no terminar nunca fue la que nos depositó en la cumbre de un hermoso filo al que llegamos dando pasos cortos; la idea era seguir siempre caminando. Mirando bien dónde se pisa entre las piedras sueltas y las más firmes, alcanzamos sin pensarlo el objetivo que habíamos comenzado a buscar hacía varias horas.
Durante el verano, la Laguna de los Tres brilla con su vivo color turquesa (esta vez se nos mostraba congelada por la nieve invernal). Se encuentra rodeada de los tres cerros que le dan su nombre y no son otros que el Fitz Roy, el Poincenot y
el Torre, siluetas inconfundibles unas de otras.
Cuando llegamos, todos festejamos. No alcanzan las risas, los gritos, los aplausos y hasta el llanto para manifestar tantas sensaciones logradas en esta aventura que nos hizo avezados andinistas por un par de horas.
Con esa impresión comenzamos a volver lentamente, bajando en dirección a El Chaltén y dejando a nuestro paso las siluetas de los cerros Fitz Roy (o “Chaltén” para los aborígenes) de 3.405 m.s.n.m. y el Torre, de 3.128 m.s.n.m., dos de las montañas más difíciles de escalar de todo nuestro planeta.