
La navegación en busca de las toninas overas deja al visitante en una especie de mutismo mágico. El azul del atlántico, el amarillo de los pesqueros y el marmolado de los delfines embrujan, embriagan y dejan los sentidos llenos de mar.
Por esa razón, cuando el viajero vuelve al puerto de Rawson después del espectáculo ofrecido por las acrobáticas toninas, con sus saltos y volteretas, puede optar por que la experiencia marina continúe. Es entonces cuando se le ofrece al paladar una visita al mejor lugar del puerto: la cantina Marcelino.

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http://www.welcomeargentina.com/rawson/frescos-productos-mar.html