Pesca en Mar Azul: corvinas, brótolas y pejerreyes

La arena y la pesca El mar en estas costas presenta una particularidad que salta a la vista de cualquiera: no existen bancos de arena como los que sí hay desde San Clemente hasta Villa Gesell. En aquellos típicos pesqueros hay que lanzar detrás de la rompiente para evitar que la línea quede en alguno de los tantos bancos que existen. Si esto se logra, se llega a lo que en los códigos de los pescadores se conoce como “canaleta”. En Mar Azul, por el contrario, sólo es observable una pequeña rompiente y enseguida una gran canaleta en forma de olla, lo que muestra un mar diferente.

Muchas veces hay guías de pesca que ofrecen sus servicios de salidas embarcadas, las que aseguran dar con peces de alto valor deportivo, ya que las posibilidades de obtener mejores capturas, tanto en cantidad como en calidad, aumentan. A las primeras horas del día, cerca de las 10 de la mañana, los pescadores se acercan a la costa para vender el pescado fresco. Cada comensal elige su pescado recién sacado del mar, algo que es parte del sentido común de quien veranea en Mar Azul. La noche es para muchos el momento ideal para pescar, ya que la mayoría de los peces se alimenta en este horario y deja la desconfianza que le dan los bañistas para acercarse a la orilla del mar. Faroles de querosén o luces halógenas, estos fanáticos iluminan las playas hasta casi llegada la madrugada. Si tuvieron suerte, a contramano de todos, dormirán felices las primeras horas del nuevo día.