Historia de Claromecó

K'la-Rome-Có, significa en araucano, triple agua, literalmente tres arroyos, y en segundo término se descompone de la siguiente forma: Kula o K'la (tres), Rome (junquillo) y Kó (agua), que querría decir Tres arroyos con junquillos. Ubicado junto a la desembocadura del arroyo del mismo nombre, baña su costa el Océano Atlántico. Cuenta con amplias playas, de varios kilómetros de extensión, de arenas ricas en bancos de almejas y cuyas aguas superan en varios grados a las de otros balnearios. Una larga cadena de médanos, de hasta 30 m. de altura, le otorga cierta espectacularidad al paisaje. Es lugar destacado para los aficionados a la pesca de la corvina negra y rubia, se reúnen aquí anualmente. El Faro de Claromecó es el más alto de la Argentina y el segundo de Sudamérica. Tiene 60 metros de altura y su construcción obedeció a la necesidad de tratar de evitar que los buques se aproximen a los bancos arenosos típicos de la zona, que dificultan la navegación costera. La zona fue en sus orígenes remotos residencia de las tribus Puelches y Moluches, a quienes se les asigna una antiguedad de 13.000 años. Se los clasifica en dos tipos diferentes por su modo de vida: unos labradores, que cultivaban para alimentarse y eran sedentarios y los otros cazadores, errantes y nómades. Las excavaciones realizadas han brindado instrumentos de piedra y restos humanos, que denotan la existencia de un cementerio indígena. Esta cantidad y diversidad de elementos hallados revela la presencia de un grupo de residencia permanente que posiblemente realizaba sus cacerías por el litoral marítimo manteniendo su asiento en una toldería ubicada en la ribera del río. Los jesuitas , como en otras zonas de nuestro país, fueron los precursores de la colonización bonaerense cuando los españoles apenas se atrevían a cruzar el Río Matanzas. A la sazón , ellos ya habían establecido cuatro pueblos a 400 km de Buenos Aires. En 1748 un grupo de misioneros inició viajes de exploración, entre los cuales se encontraba el padre José Cardiel, que en su misión al Río del Sauce pasó por el lugar que actualmente ocupa el balneario. Hacia el año 1830 estas tierras se adjudicaron por el sistema de merced, para la cría de ganado. En 1832 pasan, costeando el Océano Atlántico, los capitanes Parker King y Roberto Fitz Roy que conducen al célebre naturalista Carlos Darwin. El primer agrimensor que midió terrenos que posteriormente serían parte del balneario, fue Raymundo Prat, el 14 de enero de 1836. La mensura correspondió al terreno concedido en enfiteusis a Francisco Rodríguez de Socas o a Luis Benito Boado, sobre el arroyo Claromecó. Así se sucederán nuevos hacendados como : los Rivera, los Vivas, los Noriega, los Uriarte, propulsores de la colonización, los Lefrançois, los Jonas, los Massini, los Rodríguez Larreta, y los Bellocq. Todos empeñados en consolidar la fecundidad de estos campos por la senda del trabajo y del progreso. Posteriormente Juan Bellocq adquirió la mayor parte de ellas y fundó la estancia "San Francisco". Tras su muerte, los hijos heredaron las tierras y comenzaron a promocionar lo que llamaban "el rincón de Claromecó". Velozmente se convirtió en el sitio buscado por los lugareños para disfrutar de los veranos y las primeras casas de la villa comenzaron a edificarse hacia 1910. En 1901 se inauguró el primer hotel, cuyo propietario fue Antonio Fernández Molina. En 1919 la familia Bellocq, teniendo en cuenta la importancia que había adquirido el lugar como centro balneario, propuso al Gobierno de Buenos Aires la formación del Balneario Claromecó y como encargado de la mensura al ingeniero Arsenio Bergallo, El balneario Claromecó fue fundado oficialmente el 9 de noviembre de 1920.
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