El sábado vuelve La Noche de los Museos. Un imperdible de Buenos Aires

Turismo en Buenos Aires

Fecha 3 Nov 2017 Autor por Pablo Etchevers

Un festejo cultural que se celebra todos los años desde el 2004 invita a recorrer los museos de la ciudad de Buenos Aires a la luz de la luna y las estrellas.

La primera Noche de los Museos del mundo tuvo lugar en Berlín en el año 1997. La idea fue muy bien recibida y desde entonces son cada vez más las instituciones y participantes que adhieren a este evento.

Desde entonces esta celebración se esparció por más de 120 ciudades a lo largo de Europa. El concepto también fue tomado por otras ciudades fuera de este continente y así fue como la idea de abrir las puertas de los museos a la noche llegó a la Argentina, con su primera edición en el año 2004.

Hoy, los distintos barrios porteños disponen sus calles y veredas para albergar a miles de personas que recorren la ciudad en busca de diversos refugios culturales, con el apoyo oficial de la ciudad de Buenos Aires y de los distintos transportes públicos que a esa hora de la noche no cobran pasaje, para que nadie se quede sin conocer un museo por falta de presupuesto.

Es así que con cada edición de la Noche de los Museos la noche porteña se cubre de cultura y diversión, con más de 750 mil personas recorriendo los distintos espacios pensados para que vecinos, familias y turistas disfruten de los distintos paseos que forman parte de la agenda cultural diseñada, barrio por barrio, por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Lejana e histórica quedó la primera edición de la Noche de los Museos en Argentina, en el año 2004, con tan solo 29 museos abiertos. Desde 2010, ya son más de 150 las instituciones que abren sus puertas para los apasionados por la cultura y la historia, que se ven deambular por las calles de la ciudad disfrutando de una noche que invita a soñar y descubrir.

Año tras año, son distintos los slogan. En 2012 se conmemoró al reconocido Astor Piazzola, uno de los más grandes artistas argentinos, y en su honor hubo espectáculos y muestras a su labor y genio. El principal fue en el Planetario, donde el Ballet del Teatro San Martín presentó “Las Ocho Estaciones”. Dirigido y creado por Mauricio Wainrot, el espectáculo contaba con la música de Vivaldi “Las cuatro estaciones” y la música de Astor Piazzola “Verano Porteño”, “Otoño Porteño”, “Invierno Porteño” y “Primavera Porteña”.

También se lo conmemoró en numerosos museos y centros culturales, como en el Museo del Humor, donde se mostraron dibujos y grabados del músico realizados por grandes artistas argentinos como Andrés Cascioli, Sergio Capitani y Carlos Nine, entre otros.

Al igual que en las ediciones anteriores, hubo distintas las alternativas para ver y aprender, captando por gustos y edades a un diverso público que elige unos y descarta otros, ya que todos no se pueden ver en una sola noche.

Los hay de todo tipo, temáticas y gustos. El Museo Argentino del Títere está ubicado en Piedras 950, en el barrio de San Telmo, y ofrece actividades para entretener a los más chicos.

Para quienes gustan de descubrir una Buenos Aires misteriosa e histórica, el Museo de los Túneles y el Templo Escondido Santa Felicitas están ubicados en la calle Pinzón 1480, barrio de Barracas. Además de una feria artesanal mientras se hace la cola, permite entrar en los túneles de un viejo convento cuyo máximo exponente es un templo escondido, único por su arquitectura y tamaño.

Más al norte de la cuidad se encuentra el famoso Club de Pescadores, cuyo histórico muelle rodeado por el Río de la Plata ofrece a sus visitantes un completo acuario con todos los peces que habitan la famosa y estudiada cuenca del Plata. Un lugar ideal para llegar con chicos.

En el barrio de La Boca, además de las típicas pizzerías y cantinas abiertas, se puede disfrutar durante esa noche del color y el ritmo de los grupos de murga que aprovechan la noche festiva para divertir y entretener a todos los que pasan por ahí, y que vienen de conocer distintos museos, como el Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín, el Museo de la Pasión Boquense o el famoso Teatro de la Ribera, que también está abierto.

Incluso si uno vive en Buenos Aires, jugar a ser turistas en la propia ciudad es algo que vale la pena, por lo menos una vez por año. Cultura, historia y mucha pasión se encuentran a la vuelta de cada esquina, esperando a que una puerta se abra para contarnos su historia.


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