Hay canopy

El canopy lentamente va ganando terreno en nuestro país. Villa Ventana es, por sus grandes árboles, un sitio ideal para practicar esta nueva modalidad deportiva que está haciendo furor.


Un deporte no tan nuevo

Cuando me invitaron a volar pensé que se trataba de otro deporte como el parapente, aladelta o paracaidismo. Pero esta vez, era diferente. “Ya te vas a enterar” me dijo quien oficiaría de guía en esta aventura.

A esta nueva actividad se la llama canopy. Se la practica en algunos lugares del mundo y desde hace un tiempo en algunos puntos clave de nuestro país. Se trata de una cuerda de acero que se tiende de un árbol a otro con uno de sus extremos a mayor altura, con lo cual se crea una pendiente para deslizarse. Desde el extremo más alto es de donde se realiza el lanzamiento y el otro extremo oficia de lugar de llegada. Sujeto a cuerdas y mosquetones de alta montaña, quien lo practica experimenta una fuerte sensación de adrenalina y velocidad hasta que llega al otro extremo de la línea, donde lo esperan el resto de los instructores.

El canopy no es algo nuevo para el hombre. Desde tiempos inmemoriales fue usado por distintas tribus e incluso por las fuerzas armadas para transportar elementos de un lado al otro, sobre todo cuando los límites en el terreno lo disponían así.

  • Volar entre árboles

    Volar entre árboles

  • Medidas de seguridad

    Medidas de seguridad

  • Un placer inigualable

    Un placer inigualable

Hoy, lejos de esos tiempos, la actividad ha sido reciclada para ofrecer su variante deportiva a quienes buscan una sensación inigualable: cruzar quebradas, cañones, ríos de una orilla a otra, simplemente pendiendo de una cuerda.

Deportivamente, la idea introducida desde hace un tiempo es crear un recorrido uniendo distintos puntos, en su mayoría árboles, para ofrecer al visitante la posibilidad de ir de un sitio al otro solamente por el aire.

Lo difícil es tomar la decisión de lanzarse cuerda abajo, pero las medidas de seguridad y protección (siempre se debe usar casco) son tenidas en cuenta y respetadas en casi todos los centros de canopy.


El canopy en la Sierra

En Sierra de la Ventana, la actividad pegó fuerte y eso se nota en el boca a boca, sobre todo cuando lo cuentan los más jóvenes. La invitación a “probar” en Vertientes Aventura resultaba ideal. Se trata de una estancia abierta a distintas actividades recreativas donde extensos valles atravesados por pequeños cursos de agua y cordones serranos servirían de marco para “volar”. El recurso estaba allí esperando desde hace años. Una frondosa arboleda enmarcada por el cordón Esmeralda y las sierras de la Ventana había sido perfectamente preparada para ser parte del recorrido.

En la punta de estos gigantes árboles, se pueden ver las plataformas construidas por el hombre a las que se accede subiendo a través de escaleras rústicas o de largas cuerdas que sirven para llegar a lo más alto. Una vez allí, el guía es quien se encarga de contar y suministrar al debutante todos los conocimientos y medidas de seguridad existentes para hacer seguro el paseo. Para ello, se utilizan arneses, cintas de seguridad, mosquetones, cascos y distintas poleas.

Lo importante es no tener miedo sino, por el contrario, tener en cuenta todas las medidas de seguridad y aprovecharlas al máximo. Así, llega el momento en que hay que tomar coraje y lanzarse al vacío. De un árbol al otro, hasta completar todo el recorrido.

Tirolesa en mano, ahora la decisión la toma el participante, mientras quien oficia de guía ha dado ya el guiño de ojo necesario para indicar que todo está OK. “Dale ahora” es quizá la frase que uno no quiere escuchar. Y ahí, solos en la punta de la plataforma, con el vacío delante, no existen más impedimentos que vencer el miedo y comenzar a volar.

Un placer inigualable para los amantes del vértigo y la velocidad.

Autor Pablo Etchevers Fotografo Pablo Etchevers

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