El Salto de la Moneda

Realizamos una entretenida caminata por Potrero de los Funes. Entre quebradas, arroyos y cascadas, no tardamos en conectarnos con la paz serrana.

En los últimos años la localidad de Potrero de los Funes, cercana a la capital de la provincia de San Luis, ha adquirido una notable importancia en materia de turismo. Su clima benigno, la variada oferta hotelera y gastronómica y particularmente el entorno donde está enclavado hacen que no sólo los sanluiseños sino también los cientos de viajeros que merodean por la región deseen visitar y recorrer este lugar.
Decidimos conocer este hermoso valle rodeado por serranías y visitar alguno de los rincones naturales que tanto han contribuido a que hoy Potrero de los Funes sea considerada una auténtica villa turística.

Para cumplir con nuestro cometido responsablemente nos pusimos en contacto con la gente de Pilpintus, que ofrece su servicio de guías en la región. Sabiamente han desarrollado distintas actividades por la localidad que implican recorrerla a pie, andar en bicicleta por circuitos de montaña, cabalgatas y, para los más intrépidos, escalada o rappel.


En busca del tesoro

  • Unos 12 metros de altura

    Unos 12 metros de altura

  • La paz serrana

    La paz serrana

  • El entorno donde está enclavado

    El entorno donde está enclavado

  • Todo en perfecta armonía

    Todo en perfecta armonía

En esta oportunidad, optamos por realizar un trekking de baja dificultad hasta el salto de la Moneda, una bella cascada que prometía arrullarnos con su sonido y a la vez refrescarnos. Habíamos leído sobre este sitio antes de llegar a Potrero, por lo que creímos que sería interesante conocerlo.

Las condiciones climáticas eran estupendas y salimos junto a Susana –nuestra guía – a las entrañas mismas de la sierra. Del centro de la localidad, cruzamos el badén que atraviesa el río Potrero y comenzamos nuestra aventura por el sendero que enfila aguas arribas.

Aprendimos que el río Potrero nace en las sierras de San Luis, como tantos otros ríos de la provincia. Una característica de esta corriente es que es exclusivamente pluvial, por lo que su caudal está sujeto al régimen de lluvias local.

Susana, toda una especialista en la región, comenzó a comentarnos los rasgos principales del lugar que estábamos visitando. Potrero de los Funes lleva ese nombre en memoria de la familia que residió hace muchos años en lo que se consideraba un paraje. La conversación amena sobre la flora y la fauna del lugar hizo que no nos diéramos cuenta de que estábamos ganando altura.

Pronto comenzamos a apreciar quebradas, arroyos y árboles. Con paso lento pero firme, nos fuimos mimetizando con las especies vegetales autóctonas y con el sonido de la naturaleza. Pronto llegamos a lo alto de un morro donde reparamos en la magnífica vista panorámica del embalse de Potrero de los Funes, con las sierras centrales de San Luis como telón de fondo. El espejo de agua se halla a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar y está rodeado por sierras que alcanzan hasta los 2.000 metros de altura, conformando un valle de singular belleza. El lago artificial parece ser el encargado de unir armoniosamente las distintas tonalidades de verde de la región, por convergir todas en sus aguas.

La guía nos explicó que la capacidad del espejo de agua sobre su cota máxima es de 9 hectómetros cúbicos y que la superficie total del valle es de unas 360 hectáreas, aproximadamente. Fue el primer dique construido en el país, en el año 1876, entre las sierras y la ruta pavimentada que cruza la imponente quebrada de los Cóndores, donde se puede practicar rappel.

Desde aquel lugar, obtuvimos una de las más imponentes vistas del circuito y supimos que hasta ahí el esfuerzo ya había valido la pena. Continuamos transitando el sendero, siguiendo fielmente a nuestra guía. Vadeamos un río y continuamos entre vallecitos y quebradas de una belleza única. Un cóndor que merodeaba a nuestro alrededor con sus alas desplegadas parecía saludarnos en su audaz vuelo. De pronto, un intenso rugido invadió el ambiente. Estábamos cerca del salto de la Moneda. Hacia allí nos dirigimos. A medida que nos acercábamos el estruendo fue aumentando, al igual que nuestras expectativas.


La fuente de los deseos

La caída de agua, de unos 12 metros de altura, parecía desplomarse en cámara lenta. La cascada transparente descendía estrepitosamente a un pozón de unos 5 metros de profundidad. Al hacerlo provocaba una suave espuma color blanco, que con los segundos tendía a desaparecer. Todo esto, en medio de un extraordinario paisaje, enmarcado por helechos y plantas que colgaban de la pendiente donde nacía el salto de la Moneda.

Nuestra guía nos explicó que el nombre del salto se debe al efecto que generan los rayos del sol que se cuelan por la profunda olla de agua hasta el fondo. La luz hace que brillen las rocas que poseen un alto contenido de mica y generen la impresión de que el lugar se encuentra colmado de monedas plateadas.

Atónitos observábamos el tesoro que nos regalaba la naturaleza y una extraña sensación, difícil de describir, se apoderó de nosotros. Por un momento sentí lo insignificantes que somos frente a este tipo de manifestaciones naturales en que todo en perfecta armonía complota para que aquel lugar perdido en las sierras sanluiseñas sea perfecto y único.

Autor Marcelo Sola Fotografo Marcelo Sola

DificultadDificultad: Baja
DuraciónDuración: 2 horas, entre ida y vuelta
HorarioHorario: A confirmar con el prestador turístico

Ubicación

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