Santa Clara del Mar por dentro

Sus calles sin asfaltar, el amplio frente marino como balcón al ancho horizonte atlántico y la movida “de onda” veraniega hacen del lugar un punto adecuado para descansar.

A diferencia de otras localidades balnearias, Santa Clara del Mar tiene población estable y visitantes a lo largo del año, quizás por su cercanía con la ciudad de Mar del Plata.

Recorrimos su costanera, eje de la vida de Santa Clara. Desde la Avenida del Arroyo hasta el límite con Camet Norte, es de tránsito obligado para cada transeúnte y cada automovilista que la visita. Su vista obligada al mar desde cada uno de sus edificios con balcones amplios y grandes ventanales, más los espigones característicos con balnearios públicos y privados, todo hace a su vida activa. Muchos de los restaurantes de todas las especialidades culinarias y los espacios de distracción se encuentran sobre esta arteria. También visitamos casas especializadas en pesca deportiva.

Su centro comercial se extiende a lo largo de la avenida Acapulco, que, paralela a la costa, cuenta con comercios permanentes. Cuando el calor aprieta, se convierte en peatonal y es transitada por todos para hallar esos establecimientos gastronómicos y de pastelería que tientan en vacaciones. También, las avenidas Montreal y Montevideo se suman a las que reúnen la actividad habitual.

  • Aire marino a raudales

    Aire marino a raudales

  • El amplio frente marino

    El amplio frente marino

  • Población estable

    Población estable

  • Espigones de piedra

    Espigones de piedra

La cultura y el deporte tienen lugar a través de sus espacios como Casa Azul o el Club Social y Deportivo Santa Clara del Mar, que muestran que existe una población estable y dinámica. Su Museo de Ciencias Naturales aporta una colección valiosa en arqueología y paleontología, con restos hallados en los alrededores.

Su tradición cervecera, acentuada por su fiesta anual a inicios de febrero, cuenta con varios establecimientos donde lo artesanal de su fabricación aporta un placer extra a las tardes y noches calurosas del verano.

Mientras recorríamos, encontramos dos espacios de oración. La sencilla Capilla Santa Clara de Asís en Monte Hermoso y La Florida y el santuario Virgen Stella Maris. Este último, dedicado a la patrona de los pescadores, se encuentra en el último tramo norte de la costanera.

Tan cerca de Mar del Plata, que tras la bruma marítima suele vislumbrarse, las atracciones de Santa Clara se conocen en una primera visita y se repiten en las sucesivas vacaciones.

Autor Mónica Pons Fotografo Pablo Etchevers

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