Coloridos parapentes en Loma Bola

Realizar un vuelo de bautismo en parapente es estrenar la sensación de flotar en el aire a merced del viento y las corrientes térmicas.

Saliendo de San Miguel de Tucumán por la avenida Mate de Luna, zona de buenos restaurantes y cafeterías de Yerba Buena, nos dirigimos hacia El Corte. Desde allí continuamos hacia Loma Bola para encontrar a Aldo Carona, instructor y piloto con ocho años de experiencia, y con él realizar un bautismo de vuelo en parapente.

Se trata de un camino sinuoso, angosto pero bien marcado hacia el parque Sierra San Javier. La vegetación se hace yunga, verde, tapizando las paredes laterales de la ruta. Vemos el Hotel Club Sol de San Javier, un 5 estrellas con spa y salones para convenciones. Nos comentaron que en invierno la cumbre del San Javier suele tener hielo y nieve. Pasamos por un mirador y por el Cristo Bendicente. Estábamos en Villa Nougués y seguimos hacia San Javier para encontrar Loma Bola.

  • Un lugar de despegue ideal

    Un lugar de despegue ideal

  • Excelentes condiciones climáticas

    Excelentes condiciones climáticas

  • Al borde del cielo

    Al borde del cielo

  • Disfrutamos del verde de la arboleda y del color del cielo

    Disfrutamos del verde de la arboleda y del color del cielo

  • Varios instructores preparaban sus equipos

    Varios instructores preparaban sus equipos

  • Velas de todos colores extendidas sobre el césped

    Velas de todos colores extendidas sobre el césped

Si bien teníamos mucho entusiasmo al principio, algo nos decía que quizá nos arrepintiéramos un minuto antes de ponernos el arnés. Al mismo tiempo, nos habían hablado mucho de la experiencia de volar en tándem con un instructor habilitado y no queríamos perdernos la posibilidad de quedar flotando en el aire a merced del viento y las corrientes térmicas. Lo pensaríamos mientras viajábamos.


Al borde del cielo

Loma Bola es considerada un lugar de despegue ideal para esta práctica por su ubicación geográfica y excelentes condiciones climáticas que permiten volar todo el año con gran seguridad. Muchas escuelas de vuelo funcionan allí y, además, es sede de encuentros nacionales e internacionales de la especialidad.

Llegamos a destino y lo primero que se presentó a nuestros ojos fue impactante: muchísimas velas de todos colores extendidas sobre el césped. Varios instructores preparaban sus equipos y algunas familias se alistaban para el vuelo. Fue fantástico sentarse en el suelo y ver despegar esas enormes velas que se hinchan a más no poder para tomar impulso.

Hubo una presentación formal con el instructor Aldo Carona, que nos mostró “la nave” y sus instrumentos de vuelo. Se asemeja a dos sillones: el piloto se ubica en la parte trasera y deja al pasajero delante de él. Aldo nos explicó cómo se comporta el equipo y nos dio indicaciones indispensables para lograr estar tranquilos durante la travesía.

Eduardo fue el primero en probar la experiencia. Sin temor y decidido, fue realizando las maniobras propuestas por Aldo.


En puntas de pie

Prestamos atención a la importancia que tienen esos primeros instantes de carrera, corta pero intensa, hacia la barranca para vencer la fuerza que realiza la vela hacia atrás. Ambos participantes intentan sincronizar su paso hasta que el suelo parece desaparecer y uno no sabe cómo, pero ya está en el aire.

Despegaron y comenzó la calma como si no se movieran del lugar. Un corto recorrido de reconocimiento y las térmicas esta vez permitieron que el descenso se hiciera en el mismo lugar.

Ahora era nuestro turno. Aldo nos indicó cómo sentarnos bien en el sillón para que el viaje fuera agradable. Una suave brisa nos pegó en la cara pero era tan leve que no molestaba y, además, permitió que charláramos mientras él dirigía la maniobra. Fue comentando cómo se comportaban las corrientes térmicas y hacia donde enfilaba el vuelo. Buscando vientos que le permitieran ascender, sugirió que no miráramos hacia abajo para no marearnos.

En un estado más relajado, disfrutamos del verde de la arboleda y del color del cielo. Allá lejos, la ciudad mostraba su bruma habitual por el alto porcentaje de humedad ambiente.


Sonidos en el aire

El zumbido del aire entre las velas y los cables era constante. También el sonido del aparato electrónico que Aldo consultaba a cada instante y que determina la altura y las térmicas para facilitar el vuelo.

De reojo, observamos los árboles que pasaban lejos debajo nuestro, la llanura y la ciudad, todo en miniatura. Nos pareció increíble haber dudado de subir a ese pájaro sin fuselaje.

Hicimos varios círculos; otros parapentistas aparecieron surcando el cielo y el espectáculo fue maravilloso. El cielo se llenó de colores.

Finalmente, nos dirigimos hacia un campo de aterrizaje en la llanura y Aldo logró que la “nave” nos depositara con mucha suavidad, tal como el vuelo se merecía. Le agradecimos habernos quitado el temor del primer momento y comentó que a muchos les sucede y piden repetir la salida en forma casi inmediata.

Autor Mónica Pons Fotografo Eduardo Epifanio

Contacto de la excursión o paseo


Parapente Aventura Aldo Carona

(4000) San Miguel de Tucumán, Tucumán

Tipo de tourTipo de tour: Parapente en Loma Bola

Ubicación

Excursiones y paseos en San Miguel de Tucumán

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