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El pionero del surf en Mar del Plata

Pablo Etchevers

Un lugar ideal para que los turistas puedan bautizarse con las olas. Una escuela de surf que también es una filosofía de vida y una pasión.

Visita a la Escuela de Surf en Mar del Plata

Daniel Gil es uno de esos personajes mágicos que guarda la ciudad de Mar del Plata.

Su filosofía de vida y su pasión por el mar hacen de su escuela de surf un lugar ideal para que los turistas puedan bautizarse con las olas.

Apenas se pisa el lugar, el sentimiento “surfer” se torna protagonista. Tatuajes, bellas mujeres, tribales, collares, flores de colores talladas en madera, y tablas de todas las formas y tamaños aportan su colorido y sus códigos a este mundo fascinante llamado surf.

Un personaje de película

Su fanatismo por el agua comenzó desde muy chico. Todos los veranos, su padre lo llevaba a la orilla del mar. Recuerda que ya a los 7 u 8 años, durante las vacaciones, se dedicaba a observar cómo pequeñas tablitas de madera arrojadas desde alguna de las escolleras de piedra de Mar del Plata, barrenaban las olas. Pasaba horas mirando este singular espectáculo que, aunque simple, para él lo significaba todo.

Gracias a la profesión de su padre, de adolescente tuvo la suerte de viajar y conocer varios países latinoamericanos. A los 16 años, en un viaje por Miami, descubrió un local de surf donde halló fotografías de personas comunes sobre una tabla, barrenando las olas del mar al igual que lo hacían sus añoradas maderitas. Y tal fue la atracción que esas fotos le generaron que, desde ese día, su vida cambió para siempre.

Debía conseguir una tabla para que su sueño se convirtiese en realidad, pero esto no sería tarea fácil. En 1962 nadie tenía idea de lo que era el surf. Su padre, vicepresidente en ese entonces del Club Boca Juniors, le encomendó la tarea de acompañar al plantel en cada una de sus giras por el exterior. Y así lo hizo, aprovechando cada viaje para descubrir un poco más de su sueño.

En Brasil, cerca de Río de Janeiro, vio por primera vez una tabla de surf y, por supuesto, a su dueño, quien después de veinticinco días de espera le permitió subirse. Tiempo más tarde, un viaje lo depositó en la capital peruana de Lima y ahí tuvo la suerte de conocer la Waikiki Surf Club, primera escuela de surf peruana y, por qué no, latinoamericana. Tres de sus tablas de surf partirían después de ese viaje hacia la Argentina y fue el 3 de mayo de 1963 cuando tuvieron su primer contacto con las olas marplatenses. El paso del tiempo hizo que aquel día fuese declarado entre los surfers locales como el Día Nacional del Surf.

Escuela de vida

“El surf es vida”, son las primeras palabras con las que recibe a sus alumnos. La cantidad de niños, jóvenes y adultos que merodean las instalaciones de la Kikiwai Surf Club se ocupan de confirmarlo todos los días del año.

Él, cuando no está en el agua enseñando, se encuentra esperando a los nuevos visitantes para “despertarlos” e invitarlos a formar parte de este fascinante mundo.

Su academia funciona como un centro de encuentro e integración entre quienes no tienen la menor idea de lo que es el surf y quienes hace tiempo practican la actividad.

Los cursos pueden llegar a durar un día entero o una semana, depende del tiempo que tengan los interesados. Primero se adquieren fuera del agua los conocimientos teóricos necesarios de relajación, respiración y concentración, para aprender a pararse en la tabla y mantener el equilibrio. Para ello, la escuela cuenta con simuladores que permiten practicar posiciones en tierra antes de hacerlas en el mar. Cuando llega el momento de entrar al agua, el alumno cuenta con un bagaje de conocimientos que le permiten saber qué es lo que va a hacer y de qué modo.

Daniel tiene actualmente la joven edad de sesenta años y hace cuarenta que adoptó al surf como su filosofía de vida, la que enseña y transmite a cada instante. Tiene nueve hijos, todos surfers, pero asegura que el surf le ha dado cientos de hijos de la vida.

“El mar se encarga de masajearte la mente y el cuerpo. El surf es un camino hacia la purificación. Sólo hay que tener ganas de hacerlo. No existen impedimentos de ningún tipo. Hay que proponérselo y empezar. Con eso basta para lograrlo y tu vida cambiará por completo”, asegura con tanta pasión que se torna imposible no creerle.