Paseo en cuatriciclo por los médanos de Villa Gesell

Sobre el agua, a orillas del mar, por el medio del bosque, o a través de médanos gigantes, la variada topografía de Villa Gesell brinda un terreno ideal para el desarrollo de deportes de aventura.

"Cuando anden en cuatriciclo por los médanos de Villa Gesell, no van a querer parar"–nos aseguró el gerente del Hotel de la Playa, donde estábamos alojados. Esa fuerte premisa y muchas ganas de conocer a la villa desde su costa, nos llevaron a ponernos en contacto con la gente de Moto Fox, donde Hugo Casasola se encarga de alquilar four trax de todas las cilindradas, para que grandes y chicos puedan disfrutar de los vertiginosos médanos geselinos.

Una breve pero concisa charla de seguridad, las indicaciones del circuito y unas cuantas recomendaciones para que disfrutáramos al máximo de la experiencia, fueron suficientes para que a toda velocidad saliéramos con Ariel –nuestro guía– y un grupo de turistas, a las entrañas de las dunas más desafiantes de Villa Gesell.

Desde la Av. Buenos Aires esquina Alameda 212, salimos por una calle lateral que en pocos minutos de trayecto nos dejó frente a las majestuosas costas del Mar Argentino. Durante este breve recorrido atravesamos una estrecha franja del legendario bosque de pinos, cipreses y araucarias que Carlos Idaho Gesell se encargó de plantar para fijar las primeras dunas. Así, el amor por la naturaleza y la perseverancia han sido los móviles que dieron origen a Villa Gesell y que hicieron que hoy posea una de las franjas forestadas más grandes de la costa argentina.

El cuatriciclo con el que circulamos es marca Honda de 250 c.c. centrífugo. Motivados por el rugir de su motor, la cálida brisa proveniente del mar y los múltiples bumps de arena que cruzamos en el camino, fuimos los primeros en romper el pelotón y, a gran velocidad, nos dirigimos a la inmensidad de los médanos, a perdernos, a olvidarnos de todo.
El efusivo despegue causó una reacción en cadena, y todas las personas que nos acompañaban hicieron lo propio, dispersándose por todos los sectores.

  • A través de médanos gigantes

    A través de médanos gigantes

  • Deportes de aventura

    Deportes de aventura

  • Inolvidable travesía

    Inolvidable travesía

  • Es algo muy divertido

    Es algo muy divertido

Ariel se detuvo en lo alto de una duna y, a modo de panóptico, se encargó de “vigilarnos”.

Él sabe que en los primeros minutos la adrenalina se encuentra en el punto máximo de “ebullición”, y por eso nos deja disfrutar de la velocidad, de las curvas y contracurvas que imaginariamente trazamos.

Luego de unos minutos, ya más tranquilos, nos agrupamos y comenzamos a disfrutar de la travesía en grupo. Nos dirigimos hasta la costa y, al llegar a ella, el olor a mar nos invade.

Sobre la playa, un centenar de gaviotas advierte nuestra presencia. En bandada, despliegan sus alas para echarse a volar lejos de los intrusos que merodean su hábitat.

En fila india nos desplazamos a lo largo y a lo ancho de la playa. De pronto, un tentador médano se interpone en nuestro camino. Cargamos de revoluciones el four trax y una vez más la velocidad dice presente, haciendo que lo trepemos a puro vértigo, sin dejar de acelerar. Cuando se realiza esta clase de ascensión, es importante no aminorar la marcha, ya que de lo contrario, el cuatriciclo puede hacer que nos vayamos marcha atrás, corriendo el riesgo de darnos vuelta.

Al llegar a lo alto de la interminable duna, la postal es única. La línea del horizonte parece perderse, haciendo que cielo y mar se fundan en un solo plano. Subimos todos, pero nadie habla.

El silencio, dueño del tiempo y del espacio, se apodera de nosotros y nos propone, simplemente, contemplar...

Luego de unos minutos emprendemos el regreso y empiezan a resonar las palabras del gerente del hotel. Es tan divertido realizar esta clase de paseos que los minutos apenas parecen segundos. Cuando queremos acordarnos llevamos dos horas de inolvidable travesía.

Al llegar a Moto Fox las anécdotas de lo acontecido se transforman en murmullos interminables. Como nos gustó tanto la experiencia compartida, nos despedimos de Hugo, Ariel y el resto de los participantes prometiéndonos regresar otro día para ir en cuatriciclo hasta el Faro Querandí.

Continuará…

Autor Marcelo Sola Fotografo Gentileza Moto x Fox

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