La familia va a la playa

Si de vacaciones en familia se trata, hay balnearios donde no se permite el paso de los "cuatriciclos" y los vehículos 4 x 4, como aquellos donde "paran" los jóvenes.

En Pinamar, la gran extensión y calidad de playas permite que cada uno tenga el lugar adecuado para el baño de mar que tanto ambicionó. Sean de tipo urbanas o agrestes en las afueras de la ciudad, muchas se distinguen por la tranquilidad y la naturaleza y son punto de encuentro de los grupos familiares.

Es uno de los grandes méritos de esta playa atlántica; todos los balnearios son de categoría. Aquellos que rondan los 18 a 30 años eligen los complejos donde las carpas han desaparecido para dejar lugar a los livings playeros para reunirse a tomar una copa entre amigos.

Así como durante el año la familia no comparte las 24 horas del día, en las vacaciones es imprescindible organizar dónde alojarse y cómo será el régimen diario de actividades para que la convivencia sea armónica.

  • Gran extensión y calidad de playas

    Gran extensión y calidad de playas

  • Se distingue por la tranquilidad

    Se distingue por la tranquilidad

  • La familia va a la playa

    La familia va a la playa

  • Punto de encuentro

    Punto de encuentro

  • Diversas actividades deportivas

    Diversas actividades deportivas

  • Estupendas olas

    Estupendas olas

Cuando se veranea con chicos, lo mejor es optar por playas donde se puedan construir los clásicos castillos de arena; donde las caminatas por la orilla o internándose en los médanos forestados con pinos permitan apreciar los aromas de las acacias y los eucaliptus.

En estas últimas se acentúa la presencia de diversas actividades deportivas y es común que se organicen juegos, clases de gimnasia y hasta excursiones para los más pequeños. Uno de los servicios ofrecidos es el de guardería; con simpáticos “profes” de educación física, los más chicos tienen asegurada la diversión a la par que disfrutan del sol y las olas. De paso, aprenden a distinguir el peligro conociendo los códigos de los banderines de colores que señalan el estado del mar y la posibilidad o no de ingresar en él.

Todas las playas cuentan con su personal de seguridad y los bañeros son los encargados de velar por los bañistas. Desde sus mangrullos o caminando a lo largo de la costa, contestan consultas y se mantienen alerta a los movimientos de grandes y chicos.

Como ya existía en la avenida Bunge, ahora el servicio de Wi-Fi se ofrece en toda la extensión de playas para quienes no logren desprenderse de sus notebooks y teléfonos celulares ni en vacaciones.

Hay que conocer el estilo propio de cada uno de los balnearios antes de decidir cuál será el mejor para nuestra particular forma de entender un veraneo en la playa. Y no descartar la conveniencia de los sectores costeros un poco más alejados, que suelen ser más relajados.

Autor Mónica Pons Fotografo Pablo Etchevers

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