Alma de pájaros

El aladeltismo, una de las modalidades del vuelo libre, resume en sus principios fundamentales una nueva concepción deportiva del milenio que ya está entre nosotros y que vale la pena conocer.

La práctica de esta maravillosa actividad refleja la esencia del ser humano, su espíritu y la posibilidad de satisfacer el sueño que las historietas de chico y el sentido común de grande se encargaron de mostrar y negar al mismo tiempo: el maravilloso sueño de volar que siempre tuvo, tiene y tendrá el hombre.

“Un pájaro” es la respuesta más común cuando se le pregunta a alguien qué quiere ser en otra vida. Libertad es la palabra adecuada para explicar esa sensación de estar suspendidos en el aire observando todo desde arriba, utilizando como única energía de combustión a la naturaleza. El vuelo libre no discrimina sexo ni edades; todo aquel que se lo proponga puede lograrlo. Pero ¿por qué es necesario esperar hasta otra vida, si podemos lograrlo en ésta?

El aladeltismo, hasta hace más de una década, era considerado un deporte peligroso y sobraban las razones para catalogarlo de ese modo. Se practicaba sólo en lugares montañosos y los equipos que llegaban a nuestro país eran muy avanzados para el nivel de pilotaje de estas latitudes. No había instructores y los que lucraban con ello no sabían enseñar por falta de conocimientos. Esto hacía que la experiencia fuese obtenida por el alumno a través de sus propios vuelos, lo que terminaba en malas prácticas, desconocimiento, golpes, fracturas y hasta accidentes fatales.

  • El alumno ya no está solo

    El alumno ya no está solo

  • Una nueva concepción deportiva

    Una nueva concepción deportiva

  • Un pequeño avión ultraliviano

    Un pequeño avión ultraliviano

  • Un pájaro

    Un pájaro

  • Volando más de tres horas

    Volando más de tres horas

  • Harás lo imposible para poder volver…

    Harás lo imposible para poder volver…

Pero mientras acá ocurría esto, los países desarrollados en materia de vuelo libre (Australia, Alemania, Estados Unidos) avanzaban a pasos agigantados en el desarrollo de la actividad. Y quienes reconocieron a tiempo la situación local se vieron obligados a emigrar hacia las cunas del aladelta para profesionalizarse en esta apasionante actividad. Y allí fueron.

Tal es el caso de Flavio Galliusi y Alejandro Giménez, quienes en un campeonato en La Rioja conocieron a un piloto australiano que les propuso viajar a su país para trabajar en una fábrica de alas y en centros de vuelo para aprender de este modo todos los secretos del aladeltismo.

Así, además de volar junto a los mejores pilotos del mundo, descubrieron el sistema más avanzado de enseñanza que permite disfrutar del aladelta a aquellos que no viven en zonas montañosas sino en zonas llanas carentes de orografía para el despegue.

A este sistema se lo denomina aerotowing, un pequeño avión ultraliviano catalogado como el más lento del mundo permite remolcar el aladelta y llevarlo hasta la altura de setecientos metros, aproximadamente. A la altura buscada se produce el suelte y, desde allí, el piloto inicia su vuelo buscando térmicas que le permitan subir y conseguir estar más tiempo volando. Para tener un parámetro, en zonas aledañas a Buenos Aires es posible durante un día con buenas condiciones meteorológicas permanecer volando más de tres horas, hasta que el piloto decida iniciar el aterrizaje.

La ventaja más importante de este sistema de enseñanza es que el alumno ya no está solo. Ahora los vuelos se realizan en la modalidad tandem (el alumno junto al instructor), que es la principal forma de aprendizaje de los centros de vuelo más avanzados de Australia y los Estados Unidos.

De este modo el piloto aprende en quince o veinte vuelos toda la experiencia que le transmite el instructor y se saca todos los miedos, ya que experimenta distintas maniobras sabiendo que a su lado hay alguien que se encargará de corregirlas, de resultar necesario. A su vez, con mayor cantidad de vuelos en su haber, será el mismo instructor quien ocasionará problemas al pilotaje del alumno, a fin de que este obtenga los conocimientos para salir de situaciones de emergencia o peligrosas.

En el pasado, era imposible transmitir estos conocimientos y debían ser vividos por cada piloto en forma propia. Ahora, las prácticas de vuelo se acompañan de una gran formación teórica que incluye videos, apuntes, libros y charlas, no sólo de vuelo en sí, sino también de todos los aspectos que hacen a una buena formación en climatología, orografía y meteorología, ya que es necesario conocer el medio en que nos movemos para entender los por qué del mismo. También se realizan cursos de adaptación a la montaña, un lugar místico y único para los amantes del vuelo libre.

Hoy se puede afirmar que el aladelta es la mejor forma que encontró el hombre para imitar el vuelo de los pájaros. Y hoy es posible acercarse a esta fascinante actividad a sólo 45 minutos de la city porteña y vivir una experiencia única que, a partir de ahora, no es exclusiva de los plumíferos.

Porque, como sostuvo el genial Leonardo, “levantas la vista y recuerdas que has estado allí, y sabes que harás lo imposible para poder volver…”

Autor Pablo Etchevers Fotografo Gentileza Flyranch.com.ar

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