Zoológico de Buenos Aires

Arquitectura, naturaleza y ciencia se combinan para generar un espacio único en la ciudad. Un paseo con muchos atractivos.

Pocos son los chicos que habiendo crecido en la ciudad o al pasar por ella no han hecho un paseo por el Zoológico de Buenos Aires. Para quienes lo conocieron hace años, cualquier excusa es buena para volver a descubrir su magia; los chicos siempre encuentran algo nuevo para ver.

Como tantos, habíamos visitado alguna vez el zoológico; muchas más veces pasamos frente a su puerta en Plaza Italia yendo de un lado al otro. Esta vez decidimos hacer un alto y entrar a ese pedazo de infancia. El paso por la boletería es un viaje a otra dimensión: del otro lado del ruido y la ciudad encontramos un espacio calmo, verde, amplio a la vista, como un mundo diferente.

El sol parece brillar de otra forma en el zoológico. Entramos y vimos flamencos posados en el agua; la fuente nos salpicaba ligeramente; los edificios apenas asomaban sobre los árboles; los grupos de chicos de jardín de infantes avanzaban en fila detrás de sus maestras; dos parejas de turistas extranjeros, una con tres hijos, posaban para una foto frente al lago Darwin. Todo aquí está hecho para el recuerdo.

  • Lago Darwin

    Lago Darwin

  • Oso de anteojos

    Oso de anteojos

  • Crías de mara

    Crías de mara

  • Estos animales increíbles

    Estos animales increíbles

  • Hipopótamo

    Hipopótamo

El espacio del zoológico está tan bien diseñado que uno casi podría olviderse de los animales y disfrutar de un parque hermoso: los lago artificiales, los paseos, los puentes, las plantas, los edificios de diferentes estilos. Hay algo fuera del tiempo y fuera del espacio en este rincón de la ciudad. Pero, por supuesto, lo que queremos ver son los animales.

Lo primero que llamó nuestra atención al avanzar por los senderos del zoológico fue la presencia de diferentes animales que caminaban libres por el pasto, frente a nosotros, a los costados. Su casa es el zoológico todo: patos, maras, distintos pájaros. Acostumbrados a la presencia de los visitantes, viven su vida sin sentirse perturbados, excepto cuando alguien les acerca comida.

La mayoría de los animales, sin embargo, vive en espacios especialmente diseñados para ellos: espacios con agua, con sombra, con árboles, con juegos, con troncos, con rejas. Puede parecer triste ver especies salvajes encerradas, pero es parte de la realidad de estas criaturas: muchas enfrentan la posibilidad de una extinción debido al avance del hombre. Con cuidado y la ayuda de la ciencia, el zoológico busca su preservación y a la vez permite al público descubrir las maravillas de la naturaleza.

En cualquier lugar al que fuéramos siempre había alguien sacando una foto, todos quieren guardar algún recuerdo de estos animales increíbles: del oso polar al coatí, del cóndor a la hiena, el hipopótamo enano y la jirafa, los chimpancé y el antílope, el bisonte y el aguará guazú.

Pero no todos los animales se encuentran al aire libre, el zoológico también cuenta con espacios cerrados en los que viven otras especies. En nuestro paseo visitamos el reptilario, el acuario y la selva subtropical. El parque cuenta también con dos calesitas y una zona de juegos para los más chicos.

Hay tanto para ver en el Zoológico que una visita no alcanza. Ya sea que pasen días o años entre una visita y la siguiente, siempre encontraremos algo nuevo para descubrir.

Autor Marcos Rodríguez Fotografo Marcos Rodríguez

Cómo llegarCómo llegar: Zoológico de Buenos Aires
Av. Sarmiento y Av. Las Heras
Tel: (54 11) 4011-9900
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