Temaiken, un zoológico muy diferente

A sólo 50 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra el parque Temaikèn. Allí, grandes y chicos aprenden mediante el juego el respeto por la biodiversidad y la preservación del medio ambiente.

Tardamos 35 minutos en auto desde la capital. Ya en el estacionamiento nos sorprendieron enormes letras sobre el césped que anunciaban el lugar: “Temaikèn”, una palabra que deriva de los vocablos tehuelches: “tem”, tierra, y “aikèn”, vida.

Desde el ingreso la sensación es placentera. Hay una razón de peso para sentirse a gusto: en esta “tierra de vida” no hay animales en jaulas. Los recintos fueron diseñados para lograr el bienestar de las especies y en ellos pueden desplazarse de manera similar a como lo harían en su entorno natural. En ciertos espacios conviven animales diversos. “De esta manera se intenta reproducir aquello que sucede en la naturaleza”, explica un guía del parque a unos turistas españoles.

En este parque, inaugurado en julio de 2001, todo está pensado para lograr una interacción respetuosa entre humanos, flora y fauna. El entorno es agreste y en algunos rincones oímos una tranquila música funcional que no altera el equilibrio del lugar.

  • Respeto por la biodiversidad

    Respeto por la biodiversidad

  • Preservación del medio ambiente

    Preservación del medio ambiente

  • Interacción respetuosa entre humanos, flora y fauna

    Interacción respetuosa entre humanos, flora y fauna

  • Conservación de especies locales

    Conservación de especies locales

Al no existir los barrotes, la aproximación entre los animales y el público adquiere formas novedosas, sin dejar de lado la seguridad. Por ejemplo, se puede penetrar en una réplica de la cueva de los pumas y observar a los felinos a través de un ventanal. Asimismo, ingresamos al hábitat subterráneo patagónico a oscuras y, tras un acrílico, descubrimos al zorrino, al peludo o a la vizcacha mientras cavan caminos en la tierra. Al entrar a la madriguera de las suricatas, nos acercamos a ellas hasta tal punto que podemos sacarnos fotos donde nuestras sonrisas aparecen junto a estos simpáticos carnívoros africanos.


Cuatro áreas para recorrer

En este parque sólo se encuentran los animales que la Fundación Temaikén elige preservar, muchos de ellos en peligro de extinción. Esta asociación promueve la investigación y la divulgación de la flora y la fauna, con especial hincapié en la conservación de especies locales.

El complejo se divide en cuatro grandes áreas: “Africa”, “Asia”, “Autóctonos” y “Acuario”. La primera alberga, entre otros animales, flamencos, pelícanos, antílopes, lemures, hipopótamos y cebras; en la zona asiática viven los tigres, los murciélagos y las ardillas.

La región dedicada a la fauna argentina tiene dos partes: la mesopotámica, que incluye yacarés, tapires, carpinchos y tortugas; y la patagónica, que recrea diversos ambientes desde la Cordillera de los Andes hasta la costa atlántica.

El acuario es, sin duda, uno de los atractivos principales. Al ingresar vemos la escenografía de un acantilado rocoso de Península Valdés que se introduce en la poza de marea, un ambiente afectado por los cambios climáticos. Este sector tiene como particularidad el contacto cercano con los peces y el agua.

Continuamos el recorrido hacia el sector de agua dulce. De un lado de la pecera se observa la costa de un río mesopotámico y del otro sus aguas profundas.
También nos acercamos a ver los invertebrados, especies de pequeñas dimensiones que viven en el fondo del mar, como pulpos y centollas.

Al atravesar un túnel se accede al sector de agua salada. La pecera permite un recorrido circular. El espacio marino tiene un nivel inferior y otro superior, cuya luz se genera desde la pecera. El techo vidriado nos permitió observar tiburones y rayas nadando a pocos centímetros de nuestras cabezas, una de las cosas más impactantes del parque.

Además, con el fin de educar y concientizar sobre el cuidado del medio ambiente, Temaikén cuenta con dos centros interactivos, “Patagonia viva” y “El agua cuenta su historia”, un cine 360º donde vimos “El arca de la vida”, una experiencia multimedia que también se proyecta en inglés.

Más allá de los talleres de pinturas y vivero para los chicos, los adultos pueden concurrir a charlas sobre mascotismo o participar de insólitas experiencias interactivas, como la alimentación de murciélagos.

Nuestra tarde finalizó con una merienda en el rincón criollo, donde combinamos mate con pastelitos caseros.

Temaikén guarda tantas sorpresas que resulta indispensable tomarse todo un día para disfrutarlo al máximo

Autor Betina Breciale Fotografo Gentileza Temaiken.org.ar

HorarioHorario: Abierto de martes a domingos (*).
Verano: 10:00 a 19.00
Invierno: 10:00 a 18:00
La boletería cierra una hora antes.
*Los lunes feriados y los de vacaciones de invierno permanece abierto. Cerrado el Viernes Santo, 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero.

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