El Museo Metropolitano

En una curva casi secreta de Palermo Chico se encuentra lo que fue el Palacio Anchorena, hoy sede del Museo Metropolitano, un espacio tradicional y amplio para la actividad cultural.


Al sol y a la sombra

Al buscar la dirección del Museo Metropolitano, descubrimos una calle que apenas si existe: a cien metros de la amplia avenida Figueroa Alcorta, la calle Castex apenas si cubre seis cuadras. En una de ellas está el museo.

Caminando por veredas pulcras, a la sombra de altos árboles y a pocos metros del Museo de Arte Popular José Hernández y del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, llegamos hasta el portón de entrada de este señorial museo.


Historia de una casa

  • En el barrio de Palermo

    En el barrio de Palermo

  • Exposiciones temporarias de pintura

    Exposiciones temporarias de pintura

  • Cafetería del Museo

    Cafetería del Museo

  • Obras de María Fernanda Piamonti

    Obras de María Fernanda Piamonti

El edificio que estábamos visitando fue construido en 1928 y ocupa 3.800 metros cubiertos. En 1937 fue comprado por la señora Leonor Uriburu de Anchorena y funcionó como residencia de la familia durante casi cincuenta años. Finalmente, en 1986 fue cedido al Consejo de Buenos Aires, una entidad civil sin fines de lucro que se ocuparía de su mantenimiento y de llevar a cabo en él diferentes actividades culturales y educativas.

En el museo se llevan a cabo diferentes actividades, desde cursos y conferencias hasta exposiciones temporarias. Además, el Metropolitano cuenta con el archivo fotográfico del diario El Mundo, que funcionó entre 1928 y 1968; una colección de grabados, en la que se destaca una serie de grabados de Leonardo Da Vinci impresa en 1784; y una exposición que gira en torno a la vida de Saint Exupery, el querido autor de El principito.

Uno de los aspectos más interesantes, sin embargo, son las salas de la planta baja, en las que constantemente se renuevan exposiciones temporarias de pintura, escultura, dibujo y fotografía.


Un último placer

A la salida del museo, pero antes de dejar las instalaciones, nos esperaba un último deleite: en el patio de entrada se desplegaban las mesas y sombrillas del Café del Museo.

Sentados bajo el sol de la tarde, disfrutamos de un café en el aristocrático ambiente de lo que alguna vez fue una casa y que hoy abre sus puertas a todos.

Autor Marcos Rodríguez Fotografo Marcos Rodríguez

HorarioHorario: Lunes a sábados, de 14 a 20 hs. Consultar telefónicamente.

Ubicación

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