Tentaciones de la Fiesta del Chocolate

Con la excusa de degustar la calidad y delicadeza del chocolate, todos se dejan seducir por su esencia inconfundible y paladean sus reconocidos formas y sabores.

Cada Semana Santa, San Carlos de Bariloche se prepara para dar cabida a numerosos turistas que la elijen por sus paisajes, por la posibilidad de infinitas actividades al aire libre y por su vida urbana. La Fiesta del Chocolate le añade un nuevo atractivo y durante cuatro días este dulce hace las delicias de todo el mundo.

Decididos a participar del evento, caminamos en familia por el Centro Cívico y por las principales calles comerciales para no perdernos las distintas atracciones programadas. En plena calle Mitre tuvo lugar el armado de una extensa barra de chocolate que medía 120 metros y tenía 40 centímetros ancho por 2 de alto. La admiramos mientras se nos hacía agua la boca, hasta que llegó el momento de degustarla entre el público presente.

También durante esos días visitamos una exposición de mesas de Pascua, varios juegos relacionados con la fecha y nos quedamos largo rato viendo cómo se trabajaba en un encuentro de escultores de madera.

  • Los comercios especializados

    Los comercios especializados

  • Un Centro Cívico colmado de público

    Un Centro Cívico colmado de público

  • Reparto de chocolate gratis

    Reparto de chocolate gratis

  • Una fiesta de gente

    Una fiesta de gente


Manjares seductores

Las principales calles céntricas se convirtieron en un ir y venir de personas que no querían perderse las presentaciones de los comercios especializados. Estos mostraban sus vidrieras y escaparates especialmente adornados para la ocasión y en algunos casos vimos cómo se fabrica el chocolate. Notamos que los visitantes saboreaban lo recién comprado mientras paseaban por la calle, quizá con la excusa de probar las marcas conocidas y las más recientes.

En la mañana del domingo de Pascua, en un Centro Cívico colmado de público, se desarrolló el más esperado de los acontecimientos: la ruptura del huevo de Pascua gigante. Los maestros chocolateros que intervinieron en su construcción recibieron la ovación de los concurrentes. Esa gran pieza de 8 toneladas sería consumida en pocos minutos por la gran masa de gente que hacía cola desde hacía unas horas.

Antes del comienzo de la cuenta regresiva, el reloj municipal tomó una importancia extra, ya que todos lo mirábamos para saber cuántos minutos faltaban. Los locutores, una gran suelta de globos y papelitos plateados acompañados de música se asociaron para que chicos y grandes nos emocionáramos. Desde lo alto de una grúa se realizó el corte simbólico con una piqueta de montaña.

Las enormes placas de chocolate oscuro que componían el huevo fueron cortadas en porciones y entregadas mientras la fiesta y el baile seguían en la plaza frente al lago Nahuel Huapi. Ese día, los perros San Bernardo perdieron su clásico espacio y dejaron de ser los protagonistas.

Volvimos entonces a las chocolaterías para cumplir con el pedido de nuestra familia: “¡Traéme chocolate!”. Volvimos a quedar atrapados por esos aromas contundentes de las especialidades realizadas con clásicas recetas de los antiguos pobladores barilochenses.

Existe un gran esfuerzo por parte de los organizadores y mucha participación de los concurrentes y llegamos a la conclusión que la Fiesta del Chocolate llegó a Bariloche para quedarse.

Autor Mónica Pons Fotografo Eduardo Epifanio

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